Ciento veintiseis

De su gente salvadora
Generosa compartiendo horas
Entregada y cuidadora
Ni perdida ni encontrada

Ciento veinticinco

Abundancia y promesa rota
Dulzura con engaños extraviada.
Tanto dolor oculto y contenido
Extravío de consuelo adormecido.

Ciento veinticuatro

Canción rota de la felicidad
Libre con depresivas cadenas
Dueña desposeída de afectos
Huyendo de improvisados ideales

Ciento veintitrés

Artificioso entorno
Elegida estrella de mar
Dulce rebeldía, amarga vida
Preferiste soñar y olvidar

Ciento veintidos

Brío de suave estirpe
Cepa y vid en quietud
Laboriosa y dulce estigma
Ardua y exquisita gratitud

Ciento veintiuno

Años de altibajos sorteando problemas
Arrebato de la vida y la alegría.
Duelo que se une con el daño.
Miedo que se enlaza con la ausencia…

Ciento veinte

Paz mas duelo y perdió su vida
Dejó en desconsuelo la partida.
Pensó que ahí estaría, que era eterno.
Y hoy y hasta el final, amor y sueño.

Ciento diecinueve

Tantas mentiras alejaron de quererle
Los prejuicios te impidieron actuar
Supiste de otra, temiste y decidieron
Es otra etapa distinta, diferente soledad.

Ciento dieciocho

La gracia del alba apacigua tu aurora
Dulce amanecer que alivia con su partida
Y la noche te llena de daño y sueños
Las pesadillas que te impiden ser feliz.

Ciento diecisiete

Al final abandonaste por cansancio
De tanta soledad y sufrimiento…
Tus ojos, toda tu y tanto miedo…
Tierna, herida y humillada, hoy eliges el frío.

Ciento dieciséis

Te perdí a la segunda, a pesar de tu dolor.
Te “encerraron” cuatro días me dijiste…
Sin motivo, ocurría siempre en vacaciones.
Ataques de ansiedad... noches de temblor

Ciento quince

Costumbre y temor, paralizan al principio.
El te engaña, la niña enferma y te rompes.
Te hirió tanto que si te quedas sola te derrumbas.
Inicio sucesivo de uno y otro amor… error… ausencia y error.

Ciento catorce

Encadenamiento, sucesión, proceso.
Centellas florecientes de tu herida.
Vivaz purpurina te decora y abrillanta
Bruñe tus sentidos sin tu vida

Ciento trece

Te hicieron dudar: “tú lo ideaste”.
“No son malos tratos, ni son violaciones”
“No agrede a tu hijo, ni hay moratones”
Deslegitimizando lo sentido. Enfermando, te quebraste…

Ciento doce

Sentía que sentían que entendían
Pero nunca logré salvar su apremio.
Necesitaba confiar con exigencia.
No logré su fe, su progreso ni el mío.

Ciento once

Toda ella deslumbrante
Toda encubierta y furtiva
Todo contorno ambiguo
Todo alrededor huía

Ciento diez

Olvido, olvida, relega.
Arrincona, esquinando.
Buscando organizarse a sí misma
No la encuentran. No se encuentra.

Ciento nueve

Ser alado en extravío
Viñeta de sí misma
Delicada maquinaria en busca de reparo
Disponible solo mañanas…

Ciento ocho

Tambores lejanos golpean tu vida
Las flores no llenan tu esperanza
Son menos risas que espinas
Pero aun sueñas…

Ciento siete

Candidez perdida, sencillez hallada
Inocencia cedida, idealismo donado.
Blanco, verde y azul.
Mis margaritas, su cielo y tú.

Ciento seis

Ética dañada y dolorida,
falseando realidad con apatía.
Describe sus heridas y camina
inmersa en su destino de indolencia

Ciento cinco

Poema sin cordura
Gracia no adquirida
Colina nunca alcanzada
Error sin piedad lograda

Ciento cuatro

Dorado recipiente
Rebosa el contenido
Compañía apremiante
Persigue su destino

Ciento tres

Peregrina de salud, equilibrio errante.
Apartada del camino en deterioro.
Sin red que le asegure a su familia.
Desvinculada, privada, desconfía.

Ciento dos

Juventud y deseos te traen
Sueños y amores te empujan
Sobrevivir que te daña y te anula
Lejos de lo tuyo, lejos de ti anidas.

Ciento una

Dolor inesperado repentino
Recursos suspendidos
Destrezas anuladas paralizan
Tú aniñada tierna sonrisa

Cien

Juicio, persecuciones, cacerías.
Vigilancia, hostigamiento, agonía.
No hay tregua, ni descanso, solo heridas.
Abatida, desolada, entumecida…