Cincuenta y siete

Te fuiste de repente y de vacío.
La muerte ha acabado con tu llanto.
Dulzura que me diste, plena y triste.
Aquel dolor me hirió, por imbatido.
Rodeada de amigas te marchaste.
Viviste por dolor, como la muerte.
Te sentías huérfana de vida.
Percibías ausencia eternamente.
Te dolía el alma… triste, inerme.

Cincuenta y seis

Luchadora abnegada, independiente…
Ausencias de sueños y alegrías.
Jubileo con flores y agonías.
Fría compañía, insuficiente.

Cincuenta y cinco

“No se ni lo que aguardo, ni a que espero”
“He perdido el camino por su abrazo”
“Espero regresar a mi sendero”
...Y la niña se duerme en el regazo.

Cincuenta y cuatro

No quiere temer y pena.
No puede saber que piensa.
No sabe que hacer y espera.
No espera arreglar su acera.

Cincuenta y tres

Columna familiar, columna y basa.
Capitel que mil faunos lo coronan
Gárgolas repletas de amargura,
terrores permanentes no abandonan

Cincuenta y dos

Relatando sus penas, sus heridas,
remueve los resquicios de su mente.
Ir cantando tristezas doloridas...
arrebata su paz… es deprimente.

Cincuenta y una

Nada duele como la muerte, solo el aullido
de su canto solicito y ausente.
Le acompaña y golpea tras la partida.
Araña su corazón, rasga su suerte.

Cincuenta

Grados de locura y de ternura.
Ella ha conjurado el deterioro.
Dulce y tan sensata con su vida.
Ni un resquicio deja para el ogro.
Escalera tendida hacia su sueño.

Cuarenta y nueve

No escapa de su huida, sigue adelante.
Hay cambios en su vida, miedos y fraudes.
Otro hombre que le hiere y es su amante.
Una mujer les separa, mal navegante…