Setenta y uno

Profunda alegría, profundo afecto.
Terrible ironía, dolor, despecho.
Crecerás libre, audaz brisa costera.
Te elevarás conjurando aquel quebranto.

Setenta

Agridulce condena en lo pagano.
Mensajera del miedo y del ausente.
Se quedó con dolor por unos peros…
Y dudó y prefirió dudar de siempre.

Sesenta y nueve

Traicionada, rendida, avasallada.
Ultraje y atropello en su mirada.
Triste su equipaje y derribada.
Futura luchadora hoy desmadejada.

Sesenta y ocho

Canción que puede ser y quiere ser.
Requiere tiempo, necesita su valor.
Desconoce por donde hoy va.
Pretende encontrarse y encontrar.

Sesenta y siete

Se siente sin salud y sin ayuda.
Se sintió impotente ante la fuerza.
Le faltó decisión en su momento.
Rebosó alcohol, rebosó pasado.

Sesenta y seis

El estaba con alguien…
Alguien era su amiga…
A ella le acunaban, consolando.
Y ella se angustiaba cada día.

Sesenta y cinco

Rutinaria y solemne, vida perenne.
Rasguños apacibles, invisibles…
Profundas heridas apenas perceptibles.
Discorde cotidiana persiguiendo armonía.

Sesenta y cuatro

Pensadora impaciente, pensamiento impulsivo.
Observadora de sus miedos, de sus dudas.
Equilibrio en combate, pérdida dudosa.
Amor, sin amor, que habita muerto.

Sesenta y tres

Crisis eterna, siempre inconsciente.
Monótona vida serena y permanente
Algo interrumpe la rutina… dudas.
Algo te devuelve al tedio: el miedo.

Sesenta y dos

Todo eras lágrimas, todo eras llanto.
Todo eras dolor, dolor y tanto…
Pasó rápido el trance, estaba claro.
Hoy cantas, hoy ríes… hoy vives.

Sesenta y uno

No hay consuelo, hay brecha.
No hay paz en este duelo.
En medio del mundo, magullada.
Sentiste y te sientes lastimada.

Sesenta

Flor marchitada… ¡tan discreto!
Flor machacada en su lecho.
Herida inabarcable, hedor secreto.
Luchadora incrédula inocente.

Cincuenta y nueve

Ayer cirquera y meretriz
hoy es doliente
mañana emperatriz
esa es su suerte