Setenta y tres

Selva y bosque, fruta y flor, semilla buena.
Vanguardia misma, de aguerrida nobleza.
Todo corazón, todo entrega, imbatible lucha.
Búsqueda incansable, de la ilusoria partida de tu vida.
Rastreo infatigable al inaccesible espacio de tus sueños.
Vigoroso encuentro, combate intenso entre tus mundos.
Sin posible abandono… sin hallazgo... libre.

Setenta y dos

Marcaba incluso el largo de tu falda.
Señalaba tus noches y tus días.
Sometida al tiempo... te rendía.
El llamaba rebeldía a tus anhelos.
El aún llama irreflexión a tu bravura.
El siempre llamó cobardía a tu partida.