Noventa y nueve

Barraca, albufera, mar, salitre.
Color mediterráneo y morisco.
Esquina dolorida trasplantada
Regreso imposible perseguía.

Noventa y ocho

Dama de noche y azahar.
Jazmín marchitandose al partir.
La vida mortificándoles
Nadie queda, nada… solo quimera.

Noventa y siete

Tanta rareza a ella le extraña,
Fabula su historia por dolida.
Imposible aceptar realidades.
Solo queda vivir dormida.

Noventa y seis

No te sientas extranjera, palabras dolidas.
No me digas que me vaya… eres mi amiga.
No me abandones al pairo de la brisa.
Acompáñame en mi duelo y mi querella.

Noventa y cinco

Niña grande no has crecido, aunque él te urgió a hacerlo…
Pequeña dolida, doliente, tristura permanente.
Historias sin credo, descorazonadores sucesos.
Zarza, herida, corona de espinas imborrable.

Noventa y cuatro

Inicios y finales, tan dispares.
Espacio inaccesible… tan distante.
Momento ya pasado, tan lejano…
Eventual futuro, porvenir en cierne.

Noventa y tres

Clara tez, futuro oscuro.
Rincón amargo de su vida.
Nadie le espera, nada le tiene…
Todo y nada tan silente.

Noventa y dos

Opresiva devastación deteriorada.
Desvalorizada perpetúa.
Reconstruida llaga enloquecida.
Tenaz emergencia.

Noventa y uno

Apurando el otoño veraniego
Distinguida extravagancia sin sosiego
Elegante ternura, sentir desatinado
Sueños con sones de otros tiempos.

Noventa

Juventud de lozanía ajada
Marchita envejecida alegría
Contorno de estampa deslucida
Espectro de su sombra.

Ochenta y nueve

Soledad en muchedumbre
compañía en multitud.
Servidumbre.
Nada que declarar