Ochenta

Señala y delimita sus errores.
Está determinada a ser precisa.
Entorpecen sus heridas, y temores.
Necesidad de ser necesitada.
Es firme definiendo sus rencores.

Setenta y nueve

Alegre natural, un poco ajena.
Misteriosa runa escondida.
Yendo al encuentro de su vida.
Topó con el dolor deshabitado.

Setenta y ocho

Inestables sentimientos,
Confusión de realidad.
Alboroto en el entorno
Agitó la actividad.

Setenta y siete

No le indulta que te ruegue.
El repite los rituales.
Si se enfada, no le entiendes.
Te mortifica y te ignora.
No sabes a que atenerte.
Te desconcierta y te hiere.

Setenta y seis

Elogio que brota, alabanza.
Requiebro, piropo perdido.
Botón de prenda y ternura.
Noche y sueño inadvertido.

Setenta y cinco

Restaurando emociones
Proporcionas cobijo
Estable sin emociones
Coloreas el olvido.

Setenta y cuatro

Indagando, te recortas
Buceando en ti, te pierdes.
Cuidándote y te olvidas.
Relegas y desatiendes

Setenta y tres

Selva y bosque, fruta y flor, semilla buena.
Vanguardia misma, de aguerrida nobleza.
Todo corazón, todo entrega, imbatible lucha.
Búsqueda incansable, de la ilusoria partida de tu vida.
Rastreo infatigable al inaccesible espacio de tus sueños.
Vigoroso encuentro, combate intenso entre tus mundos.
Sin posible abandono… sin hallazgo... libre.

Setenta y dos

Marcaba incluso el largo de tu falda.
Señalaba tus noches y tus días.
Sometida al tiempo... te rendía.
El llamaba rebeldía a tus anhelos.
El aún llama irreflexión a tu bravura.
El siempre llamó cobardía a tu partida.

Setenta y uno

Profunda alegría, profundo afecto.
Terrible ironía, dolor, despecho.
Crecerás libre, audaz brisa costera.
Te elevarás conjurando aquel quebranto.

Setenta

Agridulce condena en lo pagano.
Mensajera del miedo y del ausente.
Se quedó con dolor por unos peros…
Y dudó y prefirió dudar de siempre.

Sesenta y nueve

Traicionada, rendida, avasallada.
Ultraje y atropello en su mirada.
Triste su equipaje y derribada.
Futura luchadora hoy desmadejada.

Sesenta y ocho

Canción que puede ser y quiere ser.
Requiere tiempo, necesita su valor.
Desconoce por donde hoy va.
Pretende encontrarse y encontrar.

Sesenta y siete

Se siente sin salud y sin ayuda.
Se sintió impotente ante la fuerza.
Le faltó decisión en su momento.
Rebosó alcohol, rebosó pasado.

Sesenta y seis

El estaba con alguien…
Alguien era su amiga…
A ella le acunaban, consolando.
Y ella se angustiaba cada día.

Sesenta y cinco

Rutinaria y solemne, vida perenne.
Rasguños apacibles, invisibles…
Profundas heridas apenas perceptibles.
Discorde cotidiana persiguiendo armonía.

Sesenta y cuatro

Pensadora impaciente, pensamiento impulsivo.
Observadora de sus miedos, de sus dudas.
Equilibrio en combate, pérdida dudosa.
Amor, sin amor, que habita muerto.

Sesenta y tres

Crisis eterna, siempre inconsciente.
Monótona vida serena y permanente
Algo interrumpe la rutina… dudas.
Algo te devuelve al tedio: el miedo.

Sesenta y dos

Todo eras lágrimas, todo eras llanto.
Todo eras dolor, dolor y tanto…
Pasó rápido el trance, estaba claro.
Hoy cantas, hoy ríes… hoy vives.

Sesenta y uno

No hay consuelo, hay brecha.
No hay paz en este duelo.
En medio del mundo, magullada.
Sentiste y te sientes lastimada.

Sesenta

Flor marchitada… ¡tan discreto!
Flor machacada en su lecho.
Herida inabarcable, hedor secreto.
Luchadora incrédula inocente.

Cincuenta y nueve

Ayer cirquera y meretriz
hoy es doliente
mañana emperatriz
esa es su suerte

Cincuenta y ocho

Novio eterno temporero, padre de su hijo,
duda si fue amada, Siente soledad, eso le ataba.
No sabe quien es... no sabe que tiene.
y quiere ser normal... quiere ser gente...

Cincuenta y siete

Te fuiste de repente y de vacío.
La muerte ha acabado con tu llanto.
Dulzura que me diste, plena y triste.
Aquel dolor me hirió, por imbatido.
Rodeada de amigas te marchaste.
Viviste por dolor, como la muerte.
Te sentías huérfana de vida.
Percibías ausencia eternamente.
Te dolía el alma… triste, inerme.

Cincuenta y seis

Luchadora abnegada, independiente…
Ausencias de sueños y alegrías.
Jubileo con flores y agonías.
Fría compañía, insuficiente.

Cincuenta y cinco

“No se ni lo que aguardo, ni a que espero”
“He perdido el camino por su abrazo”
“Espero regresar a mi sendero”
...Y la niña se duerme en el regazo.

Cincuenta y cuatro

No quiere temer y pena.
No puede saber que piensa.
No sabe que hacer y espera.
No espera arreglar su acera.

Cincuenta y tres

Columna familiar, columna y basa.
Capitel que mil faunos lo coronan
Gárgolas repletas de amargura,
terrores permanentes no abandonan

Cincuenta y dos

Relatando sus penas, sus heridas,
remueve los resquicios de su mente.
Ir cantando tristezas doloridas...
arrebata su paz… es deprimente.

Cincuenta y una

Nada duele como la muerte, solo el aullido
de su canto solicito y ausente.
Le acompaña y golpea tras la partida.
Araña su corazón, rasga su suerte.